Mi tercer día en Londres comenzaba muy temprano en la mañana, a las 6:30am ya estaba en la parada del metro. Me bajé en la estación principal y me senté a desayunar mientras terminaba de armar mi itinerario del día. El clima me acompañaba, porque como es de esperar, en Londres suele ser muy inestable.
Me largué a caminar por esa bellísima ciudad, fue muy solitaria mi estadía durante esos días, pero eso hizo despertar mi lado observador de las cosas, de la gente, y la relación entre ambas. Empecé por Buckingham Palace hacia St. James’s Park, el paseo era muy tranquilo, apenas había gente pero era un placer respirar aire más puro y ver verde a tu alrededor. Llegué hasta Churchill Museum y luego emprendí una caminata de vuelta. Tenía en cuenta que a las 11:30am realizaban el cambio de guardia en el Palacio de Buckingham, que es una de las atracciones turísticas más importantes de la ciudad, sin embargo algo monótono. Para conseguir un buen lugar hay que ir un poco más temprano.
Después de la ceremonia me crucé al parque, me compré un baguette de pollo y me senté en frente del palacio a comer. Mientras estaba ahí, observaba un gran grupo de gente vestidos de gala esperando a ingresar, y yo esperaba a reconocer a alguna cara famosa, pero no fue así.
Luego de mi almuerzo, era hora de seguir bajando kilos y me conduje hasta Hyde Park, uno de los parques más grandes en Londres que sirvió de modelo para los parques más importantes del mundo como, por ejemplo, Central Park en Nueva York. Un punto interesante es Speaker’s Corner, cerca de Marble Arch, donde la gente puede exponer sus discursos, ya sean políticos o de otra índole, sin tener exclusivamente un permiso.
El lugar es realmente gigante, está dividido por el lago Serpentine y a lo largo se puede encontrar gente haciendo deportes y actividades de todo tipo. Apenas comencé a sentir el cansancio y el calor, mi actividad fue recostarme en el césped, quitarme mis zapatillas y dormir una siesta. No tenía otro lugar y si no cerraba mis ojos un momento no podía continuar con la mitad del día que tenía por delante. Seguí caminando, llegué finalmente a Kensington Palace, que básicamente se encuentra en el mismo parque. Estaba en la entrada y decía “wow, acá es donde vivía Lady Diana”. También pasé por la fuente en memoria a Lady Di, caminé muchísimo hasta ahí porque tenía que dar toda la vuelta. Cuando llegué no veía el memorial, claro no sabía que era una fuente de agua circular! jaja, en un punto me quise morir!
Fui saliendo de Hyde Park para conducirme hasta Trafalgar Square, por supuesto me tomé uno de esos típicos buses rojos, no pensaba caminar más. Al llegar, el lugar era un mundo de gente, me senté alrededor de una de las fuentes, me saqué algunas fotos e ingresé a National Gallery que justamente ese día era gratis. Al salir, me senté en una de las escalinatas y me puse a conversar con un grupo de chicos y chicas que eran de México, al fin hablaba con alguien, creo que en todo el día no había entablado conversación más que conmigo misma jaja, ya era demasiada abstinencia.
Finalmente me dirigí hacia Westiminster y era increíble estar parada en frente del Parlamento, tener el Big Ben en mis narices y recordar todas las imágenes que alguna vez veía de ese lugar, siempre pensando que era inalcanzable.
Caminé a lo largo del puente, nunca faltan esos puestos donde comprar un pin o algún recuerdo del lugar, las fotos de los príncipes eran infaltables. Llegué hasta London Eye, increíble! Ya estaba terminando mi recorrido del día y se me antojaba un helado o algo. Como me estaba quedando sin dinero solo disponía de muy poco presupuesto para esos gustos, por una libra me compré una bocha de helado en McDonald’s y me senté a esperar el atardecer de la hermosa ciudad de Londres.