Nos levantamos temprano, no teníamos tickets (casi imposible conseguirlos a través de internet http://www.rolandgarros.com/) y por lo tanto sabíamos que nos esperaba una larga cola. Era la primer semana de Roland Garros, uno de los torneos que, todos aquellos aficionados del tenis, deseamos toda nuestra vida poder presenciar, estar ahí y ver de cerca cómo el polvo se levanta con cada pelota.
Nuevamente nos tomamos el metro en dirección a Boulogne Pont de St. Cloud y la estación que te lleva directo a las canchas es Porte d’ Auteuil. Si estás perdido, no te preocupes porque siempre hay una masa de gente a quien seguir 😉
El día era increible, muchísimas personas caminando hacia la entrada principal, muchos con sus entradas en mano y otros a la suerte, como nosotros, de poder conseguir tickets para el estadio principal Phillipe Chatrier.
Durante la primer semana de los torneos de Grand Slam, los tickets son mucho más baratos y en general recomiendo esa primera instancia, ya que podes ver a la gran mayoría de tus jugadores preferidos.
Después de unas horas, finalmente conseguimos nuestros pases por 47 euros cada uno. Vernos las caras de felicidad y estar ahí adentro era una sensación inexplicable.
Comenzamos a recorrer el lugar, las canchas auxiliares donde ya estaban empezando a jugar y presenciamos varios de los entrenamientos. También era muy común ver a los jugadores como Guga Kuerten, caminando entre la gente o ver a Guillermo Vilas preguntando quién quería sacarse una foto con él jaj.
Ese día en el estadio Phillipe Chatrier, pudimos ver a grandes como Roger Federer, Venus Williams y la francesa Amelie Mauresmo. En las canchas auxiliares vimos partidos de Andy Murray, David Nalbandian, José Acasuso, Leyton Hewitt, Dinara Safina, Ivan Ljubicic y Tommy Robredo, entre otros.
Roland Garros fue y es uno de los eventos deportivos más elegantes en los que alguna vez estuve. En comparación con US open (http://www.usopen.org/), en el torneo francés los hombres encargados del funcionamiento vestían traje, las mujeres chaquetas rojas y su manera de hacer las cosas era muy formal. Hasta me acuerdo que reíamos porque los ball boys parecían soldaditos. Si bien en general suelen ser así, en el abierto de los Estados Unidos el aire es un poco más relajado, la vestimenta es completamente distinta y el torneo es mucho más popular entre cualquier clase social.
Finalizaba nuestro segundo día en la capital francesa y el primer día en uno de los cuatro torneos de tenis más importantes del mundo. Nos quedamos hasta el último minuto y nuevamente regresábamos al departamento de Camille, con la idea de volver a las canchas otra vez…