Caminar por
Champs Élysées (
http://www.champselysees.org/) desde el
Arco del Triunfo hasta la
Plaza de la Concordia es sorprendente. Por un lado, más cercano al Arc de Triomphe se encuentran las tiendas más importantes del mundo, restaurantes, hoteles, etc. Y por el otro, cruzando la Plaza de la Concordia se encuentran los
jardines de las Tullerias y luego el
Musée du Louvre.
Por supuesto que ni hablar de comprar algo en alguna de esas tiendas, y menos en mi condición de “mochilera con bolsillos super ajustados”, además al ser el primer stop de Europa tenía que ser un poco más cuidadosa con mi economía, ya después con el tiempo uno se va adaptando y sabe cuando darse un gusto y cuando no (en mi caso hablo de gustos como tomar un helado eh jajaj).
En fin, en el recorrido de las tiendas te pasas con la nariz pegada al vidrio viendo las carteras y zapatos excesivamente caros y vos cargando una mochila con un baguette de pollo, una botella de agua y miles de mapas y folletos de la ciudad, es decir no muy glamoroso. Pero OJO, todo eso no lo cambio por nada en el mundo…
El Arco del Triunfo era más inmenso de lo que yo imaginaba. Está ubicado en la Plaza de l’ Etoile (ahora Plaza Charles de Gaulle). Fue Napoleón Bonaparte quien decidió construirlo luego de la victoria en la batalla de Austerlitz, homenajeando a sus soldados invencibles.
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Tumba del soldado desconocido |
Debajo del arco se encuentra la tumba del soldado desconocido de la Primera Guerra Mundial, donde arde una llama que es mantenida por asociaciones de ex-combatientes y sus descendientes. Hay un museo en el interior, el cual también incluye el acceso a lo más alto para tener una vista fantástica de Champs Elysées por 8 euros, de 18 a 25 años 5 euros y los menores de 18 gratis.
Un dato, que de haberlo sabido antes me hubiese ahorrado algo de tiempo, es que
para llegar al Arco del Triunfo hay que ir por debajo de la calle. Es decir una especie de “túnel”. Con Guille nos pasamos un largo rato dando la vuelta para ver cómo íbamos a cruzar y llegar hasta ahí (casi imposible que los autos se detengan para dejarte pasar, y claro habiendo un túnel no tienen porqué detenerse para ceder el paso jaja). Cada vez que me acuerdo de esa parte no puedo evitar reírme.
Qué bueno es haber estado con alguien para compartirlo, no sólo esa parte sino todas, tengo que decir que me las puedo arreglar viajando sola bastante bien, pero ya no pasa por eso, pasa por tener una anécdota en la cuál sabes que alguien se ríe tan fuerte como vos porque estuvo ahí también. Me ha pasado muchas veces, de estar en un lugar, el mejor de todos, de esos en los cuales esperaste estar toda tu vida… y no tener con quién compartirlo… eso sí que tiene un sabor diferente.
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Grand Palais |
Después de esta primera recorrida a lo largo de Champs Élysées, nos dirigimos hacia Grand Palais pasando luego por Pont Alexandre III, debajo del cual cruza el famoso Río Sena, y llegamos hasta Hôtel National des Invalides (Palacio Nacional de los Inválidos). Éste, fue construido bajo el reinado de Luis XIV para recibir a todos aquellos soldados de guerra y ancianos que arriesgaron su vida por la monarquía. Actualmente se encuentran allí el Museo del Ejército (Musée de l’Armée), Museo de Planos y Relieves (Musée des Plans-Reliefs) y Museo de la Orden de la Liberación (Musée de l’Ordre de la Libération) como así también la tumba de Napoleón Bonaparte.
Hôtel des Invalides abre diariamente desde Abril a Septiembre (10am-6pm) y Octubre a Marzo (10am-5pm).
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Tumba de Napoleón |
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Iglesia del Dôme |
Después de la caminata por el 7éme arrondissement nos dirigimos hacia el barrio bohemio de Montmartre, que antiguamente fue parte del departamento del Sena y luego pasó a ser una fracción del 18éme arrondissement de París. Aquí, muchos artistas como Pablo Picasso y Vincent Van Gogh entre otros, desarrollaron su talento creando sus obras maestras.
Para llegar a la Basilique du Sacré Coeur (Basílica del Sagrado Corazón) subimos unas largas y empinadas escalinatas. A lo largo del camino se encontraban bares, restaurantes y tiendas de todo tipo, un lindo ambiente parisino. La vista desde esa colina era increíble, podíamos apreciar París en un abrir y cerrar de ojos.
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Basilique du Sacré Coeur |
Luego fuimos en busca del famoso Bal du Moulin Rouge que se encuentra en el mismo distrito. El clima nos estaba apurando, pero finalmente pudimos llegar y sacar un par de fotografías. Justo en diagonal se encuentra la boca del metro que nos condujo directamente a “casa”.